La frase del Albert Camus, sintetiza el doble mensaje de este artículo: primero, las familias tienen que “rebelarse”, actuar, moverse, no conformarse, para crear, generar, impulsar la educación inclusiva. Y segundo, la actitud abierta y positiva hacia la inclusión social y educativa, la tolerancia hacia la diversidad en centros ordinarios con un aula especializada para alumnos con TEA, se fundamenta en la acción, la puesta en marcha de determinadas actividades docentes y no docentes que día a día configuran una auténtica conciencia de educación inclusiva.
El valor de la educación inclusiva de las personas con Trastorno del Espectro del Autismo, comienza con la rebeldía. Rebelarse, muchas veces, es cambiar la forma y el fondo de la pregunta, rebelarse es no conformarse y comenzar a plantear en los centros educativos, una serie de acciones que apoyen la visión inclusiva de la educación. Apostar por la inclusión social de las personas con Trastornos del Espectro del Autismo, comienza en la etapa escolar. La inclusión educativa, es la base para la mejora de la calidad de vida, el desarrollo social y el aprendizaje para enfrentarse a la vida adulta.
Pero, el hecho de que un alumno/a este físicamente en un centro, dentro de una aula específica, con determinados apoyos, un profesorado especializado,…, no implica que esté socialmente incluido, ni siquiera, en muchos casos, que se sienta valorado. Hay que crear, programar y planificar actuaciones que faciliten la inclusión: las habilidades sociales, la convivencia, el respeto, las emociones, la creatividad desde dentro del centro educativo, desde los recreos, desde el comedor, desde los diferentes espacios, desde las actividades con otros alumnos y alumnas. Aquí conviene recordar que, sobre todo, las habilidades no se aprenden desde la individualidad, se aprenden desde la participación, la conversación y el encuentro constante con otras personas, significativas o no, para un alumno/a con diversidad funcional, con Trastornos del Espectro del Autismo.
La inclusión educativa es una función importante en la mejora de la calidad de vida e influye notablemente en el desarrollo posterior del éxito personal y social de las personas con TEA. Por el contrario, la incompetencia social se relaciona con un variado abanico de desajustes y dificultades compatibles con trastornos como son: baja aceptación, rechazo, ignorancia y aislamiento que derivan en la exclusión social.
El desarrollo de estas competencias no puede consistir en una intervención puntual, a nivel individual, ni en un programa aislado, sino en una intervención global. El alumnado adquiere estas capacidades a través del currículo formal, las actividades no formales y de las distintas situaciones a las que se enfrenta en el día a día, tanto en la escuela, en casa, como en la vida social.
Este artículo, a modo de rebelión, tiene dos objetivos: invitar a la reflexión sobre las actuaciones educativas que fomenten la inclusión dentro del centro educativo ordinario (el supuesto es un colegio con programa de Aula especializada para alumn@s con TEA) y, sobre todo, ofrecer una agenda para la rebelión de las familias para crear conciencia sobre la verdadera dimensión de la inclusión social de sus hijos/as en el centro educativo: qué tener en cuenta para, al menos, como punto de partida, impulsar la cultura de inclusión social de en el centro escolar ordinario.
” ¿Llegaremos a vencer nuestros prejuicios hacia determinados alumnos o alumnas?; ¿seremos capaces de llegar a reconocer que todos los alumnos pueden aportarnos algo?; ¿será posible que no veamos a determinados alumnos como “problemas” y que caben en el sistema educativo porque son difíciles de enseñar? Pienso que es posible, pero ello no podrá hacerse sin el respaldo de una sociedad que, mayoritariamente, quiera avanzar en esa misma dirección.Difícilmente puede haber una escuela inclusiva, en una sociedad excluyente, de ahí que, tal vez, esa sea la primera de las cuestiones que debamos plantearnos…” Gerardo Echeita.
Inclusión social, compromiso del centro educativo
Si partimos del concepto de inclusión que se adoptó en la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales celebrada en Salamanca en junio de 1994: se concluyó que las escuelas con una orientación inclusiva son el medio más eficaz para combatir las actitudes de discriminación, construir una sociedad inclusiva y alcanzar la educación para todos. Se aboga por una escuela donde todo el alumnado, sin exclusión, alcance el éxito escolar y pueda participar activamente en la vida del centro y de la comunidad.
La educación inclusiva conlleva, por tanto, un cambio de actitudes global en el centro: en los especialistas de apoyo, los profesores, directores de centros educativos, orientadores de centro, inspectores educativos, el conjunto de familias del centro y los alumnos y alumnas del centro, que debe especificarse en que:
Ningún alumno o alumna debe ser excluido en ninguna área o materia ni actividad complementaria, sean cuales sean las dificultades que tenga. Por ejemplo, privar de algunas clases de música a un alumno con Trastorno del Espectro del Autismo pensando que no puede disfrutar de la misma, no se corresponde con una visión inclusiva, ya que este alumno/a con TEA puede disfrutar si le aportamos ayudas como: la traducción de la letra un soporte alternativo de comunicación o le hacemos participar de la clase de una manera alternativa.
Es importante, esencial, que se entienda la diversidad funcional como un elemento enriquecedor para toda la comunidad educativa. Por encima de todo, con independencia de su diversidad funcional, cada alumno/a es una persona con sus características, necesidades e intereses que le hacen diferente, singular y con toda su potencialidad de aprendizaje por desarrollar. Todas las personas tenemos características especiales, somos diversos y esa diversidad enriquece nuestra existencia. El alumno es ante todo una persona, independientemente de si presenta o no TEA.
El centro tiene que comprometerse a desarrollar estrategias de sensibilización necesarias para asegurar este cambio de actitudes que debe extenderse a todo el alumnado y sus familias, indistintamente si tienen hijos con o sin diversidad funcional. Colaboración y cooperación de los alumnos y alumnas entre sí, de las familias, del profesorado. Todo el equipo docente será responsable de la respuesta a la diversidad funcional, y no será responsabilidad exclusiva del profesorado de apoyo. Además todos y todas se corresponsabilizan en el desarrollo de la competencia social y de la competencia emocional del alumnado con TEA.
Sensibilizar a madres y padres, profesores/as, alumnos/as y a toda la comunidad educativa para la inclusión social de todo el alumnado con TEA o Trastornos de Neurodesarrollo se centra en:
- Diseñar prácticas educativas que favorezcan que todo el alumnado pueda aprender y participar en la vida normal del aula y del centro, evitando contextos “excluyentes”.
- Eliminar barreras arquitectónicas y de comunicación con el fin de favorecer el desplazamiento autónomo del alumnado por todos los espacios. No basta con hacer accesible sólo la planta baja. Esto no facilitaría la inclusión, ni desde la perspectiva académica (el alumno o alumna ha de poder acceder a la biblioteca, etc…), ni desde la perspectiva personal y social (ya que le impide ser independiente para ir a los sitios que desea, para poder interactuar o jugar libremente con sus compañeros/as). En el caso de alumnado con TEA visual es muy importante eliminar obstáculos y barreras de lenguaje y de comunicación. Si el alumnado no puede comunicarse con su entorno , éste será el primer obstáculo a superar.
- Abrir el centro educativo al entorno, estableciendo redes de colaboración entre distintas instituciones y administraciones y, en definitiva, colaborando en el diseño y desarrollo de planes socioeducativos comunitarios para ofrecer una respuesta adecuada a los alumnos/as con TEA.
- Posibilitar la participación de todos los sectores, dando cabida a todas las personas en su diversidad: buscar la igualdad de posibilidades de intervención social. La educación del alumnado con TEA del centro ha de ser producto de actuaciones coordinadas con las familias y las entidades e instituciones del entorno. El objetivo es diseñar acciones educativas conjuntas para la plena participación de todo el alumnado.
- Se podrían planificar actividades extraescolares o extracurriculares comunes, a modo de ejemplo:
- Programar, con entidades organizadoras de actividades extraescolares, propuestas de ocio, entretenimiento o deporte inclusivo (reserva de determinadas plazas a alumnado con TEA, con la intención de que exista heterogeneidad en los grupos) asegurándonos de que la publicidad de las actividades llegue a todo el alumnado.
- Consensuar con alguna asociación, la organización de un taller de teatro, procurando que el centro haga una propuesta de alumnado con y sin diversidad funcional y que estén interesados en la actividad.
- Planificar, conjuntamente con el AMPA o con familiares, actividades más allá del aula que permitan a los alumnos con y sin TEA compartir experiencias y desarrollar relaciones interpersonales (fiestas, cumpleaños, carnavales, celebraciones, visitar exposiciones, ir al cine, etc).
- Participación de asociaciones e instituciones en la formación y asesoramiento del centro (Ejemplo: Fundación Autismo Diario puede participar orientando sobre las relaciones sociales en alumnos/as con TEA, a través de profesionales de reconocido prestigio).
Organización en el centro: el aula de referencia, el profesorado, el apoyo educativo.
La organización del centro exige una mayor individualización del currículo, priorización de objetivos y contenidos, un mayor tiempo de dedicación y, en su caso, de apoyo con recursos personales y las medidas normalizadas y de apoyo para dar respuesta a la diversidad del alumnado.
Por otro lado, las investigaciones demuestran que las metodologías y estrategias de aprendizaje que son beneficiosas para el alumnado con diversidad funcional y necesidades específicas de apoyo educativo, son también beneficiosas para el resto del alumnado.
En cuanto al alumnado con TEA (Trastorno del Espectro del Autismo) la utilización de códigos visuales o la estructuración espacio temporal del aula y de las actividades son elementos necesarios para anticipar y darle seguridad, sin embargo, ¿a qué alumno no le beneficia esta forma de trabajar?
Las metodologías, la organización de tiempos, espacios y agrupamientos deben incluir:
- Estrategias que promuevan la participación activa de todo el alumnado, la construcción social del conocimiento, la cooperación y colaboración entre los compañeros, la experimentación del éxito de todos y todas. Se deben utilizar estrategias que faciliten relaciones sociales satisfactorias entre alumnos y alumnas con y sin TEA. En este sentido, el aprendizaje cooperativo constituye una estrategia que cumple los mencionados requisitos, ya que todos los alumnos y alumnas comparten metas y pueden tomar la iniciativa.
- Actividades complementarias. Diseñarlas de modo que todos y todas puedan participar o proporcionando las ayudas precisas para que todos puedan realizarlas (ejemplo, si proponemos ir de excursión o pasar unos días en la granja escuela y tenemos alumnado con TEA, permitir que asista algún familiar o voluntario que nos ayude, asignando funciones para cada voluntario/a).
- Procedimientos de evaluación del alumnado TEA, en positivo (evitar que las evaluaciones recojan una relación de todo lo que no es capaz de hacer el alumno/a). Se le debe dar a todo el alumnado un boletín de notas semejante, en el que queden reflejados los objetivos planteados y el grado en que va alcanzando cada uno, para que los padres/madres sepan cuál es su evolución escolar. Además es importante llevar un seguimiento del alumnado, a través de registros individuales y agenda personal del alumno/a.
- Los servicios educativos complementarios como el comedor, el transporte escolar, el aula matinal, constituyen siempre espacios de socialización. En todos estos servicios es necesario eliminar las barreras arquitectónicas, de comunicación y de participación para favorecer el acceso y la interacción de los alumnos/as con TEA. Las actividades deben planificarse con un diseño para todos y todas, por ejemplo el transporte escolar ha de ser el mismo pero adaptado. De igual modo las actividades que se realicen en el comedor, aula matinal y resto de servicios deben adaptarse a la diversidad del alumnado. Para que exista coherencia en la línea de actuación de toda la comunidad educativa, debe realizarse una coordinación con las personas que trabajen en estos servicios, en especial con los monitores, de modo que se continúe el desarrollo de las competencias social y emocional en estos espacios educativos.
Es esencial organizar los recreos, biblioteca, aula, espacios de tiempo libre, etc. como espacios de socialización. Es conveniente la planificación de estos espacios como lugares de aprendizaje, es fundamental para los alumnos/as con TEA formar parte activa de la propuesta educativa del centro.
Las medidas de respuesta a la diversidad han de dirigirse a asegurar el éxito escolar de todos y todas. En coherencia con una visión inclusiva todos los alumnos ha de poder beneficiarse de las medidas de respuesta a la diversidad que se adopten en el centro.
Pero sobre todo, es importante que:
- Las medidas de respuesta a la diversidad no tienen sentido en sí mismas si no se complementan con estrategias metodológicas dentro del aula. No se trata de “sentar” a los alumn@s con TEA en su lugar, quietos en su silla, sin molestar dentro del aula de referencia: hay que dar respuesta a todos y cada uno de los alumnos y alumnas. Algunas estrategias metodológicas que pueden favorecer la respuesta a la diversidad son: el aprendizaje cooperativo, la tutoría entre iguales, el aprendizaje por tareas/proyectos, entre otros. El conocimiento y puesta en práctica de estas herramientas es fundamental, sobre todo, para los profesores del aula de referencia.
- Las nuevas tecnologías aplicadas a la educación merecen una especial consideración, ya que pueden constituirse como rampas digitales de acceso para la inclusión y permiten usar el mismo software a todas las personas sin importar si tienen o no diversidad funcional. Algunos programas permiten que el ordenador trabaje más lentamente para que el alumnado pueda responder adecuadamente; otras ofrecen redundancia visual o auditiva de salida, para que las indicaciones puedan ser percibidas por alumnado con diversidad sensoria sensorial, de este modo se evita la necesidad de acudir al software exclusivo de educación especial.
- La inclusión educativa supone la utilización dentro del aula de todos los recursos (personales o materiales) y ayudas necesarias para acceder al currículo. Sin embargo los recursos por si solos no garantizan la respuesta adecuada. Así la gestión de los mismos constituye un factor primordial. Debiéndose organizar para que todos los alumnos/as se beneficien y no solo los que tienen trastornos de neurodesarrollo. Los únicos recursos disponibles no son los profesores especialistas (Profesor de Pedagogía Terapéutica, Profesor de Audición y Lenguaje, Educador Social, Integrador Social) sino que podemos contar con los recursos del entorno como: voluntariado, ONGs, familiares, personal de asociaciones, etc.
- El profesorado debe ser consciente de que la competencia emocional y social de los alumn@s con TEA se han de desarrollar a través del contenido y las metodologías de las áreas, de la práctica de las normas de convivencia, de la organización y funcionamiento del centro y de las actividades extracurriculares. Estas competencias no se pueden desarrollar única y exclusivamente de modo cognitivo sino que es preciso experimentarlas en la vida diaria del centro. Bien es verdad, que es necesario planificar, en determinados momentos (hora de tutoría, asamblea, etc.) contenidos relativos a estas competencias: Autoestima. Habilidades sociales y estrategias de trabajo en equipo. Desarrollo socioemocional. Educación en valores. Educación para el ocio y el tiempo libre. Sensibilización hacia las diferencias.
Colaboración de las familias con alumn@ con TEA
El centro debe:
- Proporcionar estrategias de participación de familiares como pueden ser: escuelas de padres y madres, talleres, proyectos, actividades complementarias, tertulias literarias, comisiones (comisión de convivencia, comisión de aprendizaje, comisión de biblioteca,..) periódico escolar, fiestas, carnavales,….
- Conocer los recursos socioeducativos del entorno y difundirlos a los familiares: campamentos, escuelas de verano, actividades deportivas.
- Colaborar con las AMPAS para promover la socialización del alumnado a través de diferentes actividades extraescolares.
- Trabajar conjuntamente con las familias, en especial aquellas cuyos hijos/as presentan más dificultades de interacción social. Para ello, el tutor/a deberá orientar a las familias en su actuación diaria y proponerle actividades fuera del centro escolar de acuerdo con sus características, necesidades e intereses.
En resumen, como cuando doy una conferencia sobre inclusión social y TEA, siempre llevo una lista de los temas más importantes que una familia debe plantear al centro educativo, mi lista sería:
- Hay que plantear acciones con sentido social, desarrollar actividades que favorezcan el desarrollo emocional y cognitivo del alumno/a y que, además, favorezcan que el centro educativo sea un lugar mejor, para todos los alumnos/as.
- Hay que olvidarse de las “declaraciones de intenciones”, siempre son irrelevantes. Al contrario hay que difundir un mantra en el centro escolar, entre otros padres y madres, entre los profesores, entre el equipo directivo, entre los orientadores y profesionales de apoyo, entre las asociaciones de padres y madres, entre los inspectores de educación y, por supuesto, entre nuestro entorno más cercano: la inclusión social es posible.
- Hay que ponerse en marcha. No hay que limitarse a comentar nuestra propuesta, hay que participar en charlas dentro del centro, hay que escribir en los blogs de padres y madres, hay que desarrollar y aportar ideas en las jornadas de puertas abiertas, en actividades extraescolares o en debates abiertos sobre la diversidad funcional.
- Hay que establecer metas y objetivos realistas. La meta principal es la educación inclusiva, por supuesto, pero hay objetivos a corto plazo muy importantes: la organización del centro, la participación de las familias, las actividades extraescolares, la formación del profesorado, etc…
Sobre el autor, Tomás Marcos
Un motivador auténtico por su forma de comunicar. Un pionero, por su visión y enfoque de la creatividad social. Un provocador, en el mejor sentido de la palabra, un conferenciante que desafía y rompe códigos establecidos de la inclusión social, desde una visión no convencional y llena de sentido del humor.
Ha puesto en marcha inspira inclusión, una iniciativa para la transformación social que, desde la creatividad social, fomenta la cultura de la inclusión para personas con Trastorno del Espectro del Autismo.
Además de desarrollar ideas diferentes, singulares, apropiadas, útiles y significativas que favorezca la inclusión social (educación, ocio-entretenimiento-deporte-turismo, salud y empleo) de personas con TEA, su objetivo es aumentar las habilidades creativas de los procesos de inclusión social. Inspirar a organizaciones, asociaciones, representantes de la administración pública, fundaciones, profesionales de la sanidad, emprendedores y docentes para que incorporen la creatividad social en sus proyectos de inclusión social.
En la actualidad, además, es responsable de la Fundación Autismo Diario, en la Comunidad de Madrid: enfocada a personas con Trastornos del Neurodesarrollo y sus familiares, profesionales, investigadores, docentes y responsables de las administraciones públicas.
FUENTE: AutismoDiario
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