lunes, 29 de octubre de 2012

Diferencias entre TEA y Síndrome Asperger



El autismo es una discapacidad, un trastorno generalizado del desarrollo cerebral, que produce un comportamiento anómalo en el cual los niños afectados se muestran indiferentes, ausentes, con dificultad para formar lazos emocionales con otras personas. Los niños con autismo tienen tres características comunes, tres discapacidades de la vida social, lo que se ha llamado la tríada de aspectos afectados:
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- Dificultades con la comunicación, verbal y no verbal.
- Dificultades con la interacción social. „
- Dificultad con la imaginación y el lenguaje interno, que resultan en intereses y comportamientos repetitivos y restringidos.
Junto a estos tres aspectos básicos, existen otras peculiaridades que son muy frecuentes en las personas con autismo: respuestas sensoriales anormales con hipersensibilidad o hiposensibilidad a algunos estímulos. Escasa capacidad de abstracción y generalización. Pueden manejar un listado interminable y desestructurado de detalles, resultándoles difícil separar lo importante de lo accesorio. Resistencia a todo cambio en el ambiente que les rodea o a las alteraciones en la vida diaria. Necesitan las rutinas.
El autismo aparece por todo el mundo, en familias de todas las clases sociales y de todos los tipos raciales. Ningún factor del ambiente psicológico del niño, ni de la educación recibida, ni del trato recibido de padres o familiares es causa de su autismo.
Las personas que muestran síntomas como los descritos por Kanner y Asperger presentan una gran heterogeneidad aunque también evidentes similitudes. En la actualidad está teniendo éxito la denominación trastornos del espectro autista (TEA) para identificar y agrupar todos estos casos. Se acepta que los TEA son causados por un problema en el desarrollo cerebral prenatal y postnatal.
En general, se usa el término síndrome de Asperger para referirse a las personas con TEA capaces de hablar y niveles de inteligencia normales o altos y también para aquellas que en general están en el nivel más favorable del espectro autista. En el síndrome de Asperger, se ven también los síntomas que afectan a la vida social pero el desarrollo del lenguaje y la inteligencia no verbal son prácticamente normales. Las personas con síndrome de Asperger se caracterizan por tener un pensamiento concreto y literal, obsesión con ciertos temas, excelente memoria, y un comportamiento “excéntrico”. Las personas con Asperger pueden funcionar a un alto nivel, son capaces de mantener un trabajo y de vivir independientemente.
Como diferencias claves entre el síndrome de Asperger y el autismo, el cociente de inteligencia es superior en las personas afectadas por síndrome de Asperger, la adaptación al medio es mucho mayor, los niveles de expresión verbal son altos y es más clara la herencia familiar. En relación con los problemas motores, el síndrome de Asperger presenta como característica principal la torpeza, mientras que en las personas con autismo lo más llamativo son los movimientos estereotipados. La Asociación de Psiquiatría Americana en su manual de diagnóstico DSM-IV (1994) considera al síndrome de Asperger como algo diferente del autismo. Ello no obstante, autismo clásico y síndrome de Asperger se dan frecuentemente en la misma familia, lo que sugiere que no son genéticamente distintos.
El diagnóstico del síndrome de Asperger suele ser mucho más tardío que el del autismo clásico. La fecha clave para la diferenciación entre ambas discapacidades estaría en torno a los tres años, donde el niño con autismo clásico presentaría todos los síntomas mientras que el niño con síndrome de Asperger sería prácticamente normal, teniendo lugar el diagnóstico del síndrome en torno a los siete años o más tarde. El niño de tres años con síndrome de Asperger tiene una relación adecuada con sus padres y hermanos (aunque torpe) y no muestra conductas de alejamiento.
Es más dudosa la medida del retraso en empezar a hablar porque según algunos al haber pasado varios años cuando se establece el diagnóstico, la identificación de fechas clave y la evaluación del grado de afectación depende básicamente de la memoria de los padres, lo que puede llevar a estimaciones con un error importante.
Uno de los principales problemas con el síndrome de Asperger y los TEA es que no existe ningún marcador biológico válido. El diagnóstico se fundamenta en un análisis de la conducta y existe una gran diversidad entre las distintas personas afectadas. Por otro lado, los distintos síntomas tienen diferentes evoluciones temporales, por ejemplo el déficit en la relación social suele mejorar con la escolarización mientras que los comportamientos repetitivos se vuelven más frecuentes.
 
 

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